lunes, 5 de septiembre de 2016

Hoy viene a tomar el té... Ángel Ortiz Alfau



1.-¿Por qué te gusta leer?
Mi vida no se puede concebir sin los libros, todo en la vida se lo debo a ellos. Siempre he creído firmemente que la cultura salva y más en tiempos como los que nos toca vivir. Cul­tura es arte, música, teatro, pe­ro, sobre todo, los libros; tuve la suerte de conocerlos muy pron­to y ellos me han ayudado a lo largo de mi vida, de acuerdo con lo que en una ocasión con­fesaba Montesquieu, con cierto patetismo: «no he tenido jamás una tristeza que una hora de lectura no haya disipado». La cultura es el ele­mento salvador de todo desas­tre y me he curado algún que otro dolor leyendo un libro

2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
Me acercó a los libros principalmente mi hermano Gerardo, diez años mayor que yo, que era periodista. Era un hombre con una tremenda sensibilidad, que tuvo muchos problemas y estuvo en la cárcel del Dueso, condenado a muerte. No le mataron porque no era muy rojo, muy rojo, aunque tenía vocación marxista. Compraba libros y me recomendaba algunos títulos. Empecé a leer a los ocho años y mi primer libro fue La Isla del Tesoro de Stevenson, y pronto, Los Aforismos, de Schopenhauer. Luego vendrían algunos más de la biblioteca familiar terciada por los ejemplares que tuvieron que salir volando por la ventana.

3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Más que libros favoritos tengo autores favoritos, el que más Miguel de Unamuno a quien admiro por encima de cual­quier otro y cuya memoria reivindicaré siempre por maltratada. También otros como Pío Baroja, D'Ors, Otero, Castre­sana, Zunzunegui, Polo, Rin­cón, Yndurain, Aresti, Celaya, Figuera...

4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
Soy un lector compulsivo pero, dice mi hijo Koldo, que muy riguroso. Me paso todo el día leyendo. Primero, por mi faceta de crítico literario, entre seis y doce libros semanales que leo para hacer las recensiones que publico en periódicos locales de las novedades que recibo. Me pone malo ver notas de novedades en la prensa sacadas de las solapas. Diariamente, leo tres periódicos de Bilbao/ País Vasco, y dos de Madrid. Y cuando acabo con todo esto, me dedico a disfrutar de lecturas escogidas, para paladear. En definitiva, cualquier momento es bueno para mí.

5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Tengo un cuarto en casa lleno de libros, de recortes de periódicos, de revistas, que empezó siendo mi "despacho". Mi esposa lo llama "la leonera". Desde ahí llevo los libros que necesito a la sala y los organizo en montones. Mi rincón de lectura suele ser una de las esquinas del sofá de la sala, junto a una lámpara de pie. Me acurruco en el sofá con mis gafas y siempre con un lapicero en la mano. Ahí devoro páginas y páginas. Los sábados y domingos, aprovecho las primeras horas de la mañana para leer en la cama. Pero si vamos al monte o a la playa, siempre llevo un libro debajo del brazo y cualquier sitio es bueno para leer.

6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
Yo defiendo la lectura sobre todo, hay que leer lo que a uno le llame la atención: libros, diarios, revistas, tebeos... Nunca se debe obligar a leer. Es mejor que un chaval lea tebeos a que no lea, pero hay que mostrarles también y enseñarles a amar la literatura "buena". Tal vez recomendaría La Isla del Tesoro por lo que representó para mí, pero a mi hijo le he recomendado cantidad de libros, siempre dependiendo de su edad: El Principito, Aventura Equinocial de Lope de Aguirre, Ramón J. Sender, ...

Biografía
(Bilbao 1924-2002) 
Para aquellos que no tuvieron la suerte de conocer a Ángel en persona cosa poco difícil, dada su afabilidad- quisiera dar cuatro pinceladas de su carácter, de su saber y sobre todo de su gran humildad. Nació en el seno de una modesta familia socialista, el 26 de marzo de 1924, en el bilbaino barrio de La Cruz. Así, pues, le tocaron vivir los años de la guerra entre los doce y los quince. La posguerra, les fue mal, como a todos, pero a esta familia, aún peor ya que estaba marcada por su pecado republicano.
Así y con todo, con mucho esfuerzo, y más de un susto para la familia, en forma de pena de muerte conmutada a última hora al hermano mayor, Gerardo, o a los siete años de batallón de trabajo del siguiente, Luís.
Ángel, con alguna “trampilla”en fechas de nacimiento, pudo presentarse a las oposiciones en dos bancos, con dieciséis años, el Central, y el Hispano Americano, aprobando ambas. Pero, como dijo la periodista y amiga, Pepa Marzo, a mi padre le llamaban más las letras de los libros, que las de cambio. Sus primeras lecturas confiesa en una entrevista que le hicieron para la revista “El Abra” fueron “La Isla del Tesoro”, y pronto, “Los Aforismos”, de Schopenhauer libros que ya había leído para los ocho años.
Con la biblioteca familiar terciada por los ejemplares que tuvieron que salir volando por la ventana, a la entrada de los nacionales, a partir de ahí, todo fueron batallas por la cultura. Al principio, y a falta de recursos económicos, pues el sueldo de empleado debanca era escaso, en 1951 se“cargo”a mano el “Quijote”, en dos tomos. El primero, del10 de abril al 27 de julio, y el segundo, del 29 de julio al 10 de noviembre. Estos dostomos los vendió a un bibliófilo catalán, (Juan Sedó Peris-Mancheta), por 7.000 pesetas,lo que supuso un increíble alivio en la economía doméstica, ya que él seguía con su auténtica vocación, comprar y leer libros, y suscribirse a revistas literarias y hacer colaboraciones en esas y en otras. Alguien dijo de mi padre, que no fue un gran escritor,porque le hubiese quitado tiempo para la lectura. Esa joya bibliográfica se encuentra en la Biblioteca Nacional, en Madrid, bajo la signatura de “Cerv.-Sedó 8825-26” “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.Manuscrito por Ángel Ortiz Alfau (Ilustraciones, reproducción de las de Urrabeitia Viege, por Rafael Ortiz Alfau) Bilbao, 1951 2v. 33 cm. En los preliminares firmas autógrafas de Benavente, Azorín, Pío Baroja, Astrana Marín, Menéndez Pidal y Eugenio D ́Ors, con retrato que mi tíoRafael hizo de cada uno de ellos. Yo tuve la gran suerte de acariciar esos dos tomos, sin encuadernar, con una letra regular, de buen pendolista, con unas letras capitulares miniadas perfectas, y unas ilustraciones bellísimas de Rafa.
Pero Ángel era mucho Ángel. Él fue también uno de los habituales de las tertulias literarias de ”la Concordia”,de“el Café la Marina”, la del “Boulevard”, la de “el café Lion d ́Or” (allí fue donde conoció a Blas de Otero, Basaldúa, Gregorio San Juan, Ramiro Pinilla, Luis de Castresana, a Ángela Figuera, Gabriel y Juan Mari Aresti,Vidal de Nicolás, Gabriel Celaya...toda vanguardia de la llamada poesía social). Con algunos de ellos tuvo la suerte de disfrutar de una amistad más intensa. Se convirtió en un artista “toreando” la censura durante años, en su labor de crítico literario y animador cultural en diario vespertino “Hierro”. Allí le pusieron el alias de “el rojo”, pero nadie podrá decir que Ángel ninguneó a un solo autor bilbaino, fuera cual fuera su ideología.
Fueron más de cuarenta años los que Ángel estuvo con los bilbainos con inquietudes culturales, desde “los Jueves Literarios”del diario Hierro, La Gaceta Cultural, la página creada para la Hoja del Lunes. Ya , todo el resto de su vida vino rodada por la cuesta cultural. Fundó y dirigió la Colección “El Cofre del Bilbaino”, lanzado económicamente por el librero Arturo, pero seleccionando, corrigiendo las pruebas, y encargándose decolocar a una serie de suscriptores fijos, tomo a tomo, lo que ahora se ha convertido en una obra extrañísima de encontrar. Más tarde, creó y fundo la Editorial “El Tilo”, con el mismo fin que “El Cofre”, pero con una diferencia temporal importante. Y en 1987, fundó el periódico “Bilbao”, condición casi exclusiva para aparecer en las listas del Grupo Socialista, para las elecciones Municipales de ese año. Posteriormente incluyó“Pérgola”, suplemento literario que cuidó primorosamente.
Pero un hombre de esa creatividad tan intensa no puede limitarse a esas actividades. Fue, además: Consejero de EITB, perteneció a la Asociación Artística Vizcaína, fue Miembro Correspondiente de The Spanic Society of America, fue vocal de los Museos de Bellas Artes, Arqueológico, y Etnográfico. Miembro de los jurados de los premios literarios Villa de Portugalete, Guría, Villa de Bilbao, Imagínate Euskadi, Premio Euskadi del Gobierno Vasco. Ángel era mucho Ángel y estaba en todas las salsas culturales, fue Consejero del Teatro Arriaga, fundador y Presidente de la Asociación de los Amigos de Unamuno, Amigo de Número de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, ganador en 1972 –año Internacional del Libro- de dos premios nacionales de periodismo, el Plaza & Janés, y el que convocaba la Asociación de Libreros Españoles, ganador del concurso periodístico por la III Edición de la Feria del Librode Bilbao. Fue colaborador radiofónico en varias emisoras, y fue nombrado Bilbaino del Año, en el de su fallecimiento... Pero esto no es la más importante. Lo más importante fue siempre humildad. Nunca se le oyó vanagloriarse de nada, cosa que otros se harían un libro de su bolsillo sólo para leerse su nombre en negrita. Ángel era sólo eso: Bilbao, libros y cultura. Y humildad Por supuesto que Ángel se atrevió con los libros. Suyos son“En la ruta de Don Quijote”(1964, 1976),“Bilbao en la obra de Unamuno”( 1986), “Ramón de Basterra”(1988), y el ensayo“Raúl Guerra Garrido” (1988), por supuesto dedicado al escritor. Además se cuentan por decenas sus prólogos, y por centenares los artículos dedicados a Bilbao, a Unamuno y a los escritores vascos,que como quedaba dicho más arriba, fueron sus tres grandes amores. (Sin contar a su eterna novia Victoria González de Langarica, a la que conoció con quince años, y de la que se despidió en la habitación de una clínica con un “Hasta luego, guapa”). Quizá fue este fue el principio de su fin. A estas alturas, sobra decir que el Excmo. Ayuntamiento de Bilbao, ha bautizado a una de sus salas de lectura de su Biblioteca Municipal de Bidebarrieta con su nombre, como contrapartida a la donación de su Biblioteca particular tasada en más de 25.000 libros, porque como buen bilbaino y socialista, quería que la cultura, los libros, estuvieran al alcance de todos.
También es noticia con tiempo el que le han dedicado una calle, en el nuevo Barrio de Miribilla, desde donde se ve el Paseo de Los Caños, tan del gusto de Don Miguel,por donde se le veía pasear meditando. Y –parafraseando al Alcalde de Bilbao-, Iñaki Azkuna Jauna: “como diría Baroja, Ángel perteneció a esa extraña raza de los xapelhaudis”.



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