1.- ¿Por qué te gusta leer?
Mi mundo interior siempre me resultó mucho más interesante
que la realidad que me rodea; y la lectura lo nutre de todo lo que necesita.
Cada libro que leo es un ladrillo más con el que sostengo las bases de ese
mundo. Tienen algo de fetiche también: siento placer con su aroma (me encanta
el de los de Edhasa, por ejemplo), con la textura de algunas páginas, con las
tapas lustrosas de los nuevos, con las marcadas de los viejos, con las
anotaciones de otros lectores en los que compré usados o me prestaron. Recuerdo
cuando acá en Argentina había muy poco de Kierkegaard en las librerías y me iba
a las bibliotecas públicas a buscar sus obras; en una cuya edición era de 1940
y tantos había cantidad de reflexiones en lápiz de alguien que había sacado
casi las mismas conclusiones que yo pero cincuenta años antes; fue alucinante
leer a ese otro lector al que le pesaban las mismas cuestiones existenciales;
fue algo así como encontrar un amigo
distante con el que podía compartir las piedras que se suelen cargar cuando se
anda detrás de esas lecturas. Me hace feliz descubrir libros que me devuelven
la fascinación que tuve con las primeras lecturas que intuí fundamentales, como
cuando hace algunos años llegué a Bolaño y sentí el mismo fuego que me había
abrasado mil años atrás leyendo a Cortázar. Tengo un podio de autores que
alimentan esa felicidad: Cortázar y Bolaño, a los que ya mencioné; Kundera,
Camus, Salinger, Pavese y Auster; son la primera línea; cada uno de sus libros
explican mi vida: la de adentro, la del mundo que sólo yo sé.
2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
Los primeros libros me los leía mi viejo, cuando nos íbamos
a dormir. Eran de una colección que había salido en los 70: Los cuentos del
Chiribitil, que como no podía comprármelos, se los pedía prestado a un vecino de nuestro barrio. Hace poco me
puse a rastrear sobre esos libritos: eran del Centro Editor de América Latina y
salieron poco antes del golpe de Estado del 76. Después, cuando ya supe leer
vinieron los libros de Julio Verne en las versiones reducidas para chicos. Más
tarde busqué los libros completos de esas mismas novelas: La vuelta al mundo
en 80 días, 20.000 leguas de viaje submarino, etc. Muchas,
muchísimas revistas de historietas. Recuerdo también una primera visita
fascinada a los cuentos de Poe. Pero más que nada recuerdo el primer libro que
me tocó una cuerda profunda y me hizo llorar a moco suelto. Fue en el 82;
guerra de Malvinas, muerte de mi abuela paterna y yo leyendo la novela que me
había prestado una maestra de la escuela que me sabía interesado por la lectura
y me alentaba por ese camino. El libro era Mi planta de naranja lima. No
podía creer que a mis once años, yo, que venía con los pantalones rotos y las
rodillas sangrando de la calle, con los zapatos destrozados y moretones en las
piernas después de jugar al fútbol pateando piedras, ¡¡estuviera llorando con y
por un libro!! De verdad me quebró. Y no eran algunas lágrimas, era llanto
desconsolado. Ese libro fue la verdadera puerta de entrada. Con la maestra sigo
en contacto gracias a facebook y le tengo una gran estima a pesar de saberla de
pensamiento derechoso bastante facho.
3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Rayuela, de Julio Cortázar. Lo leí muchas veces y lo
seguiré leyendo muchas veces más. Me desarmó la primera vez que lo leí y cada vez que vuelvo me encuentro con
algo más que antes había pasado por alto. Cuando por fin pude visitar París,
recorrí específicamente muchos de los sitios en los que transcurre la
novela. Tiene la virtud (y el defecto
tal vez) de hacernos entrar con exceso de confianza tanto al libro como a la
literatura en general. Y uno pasa saludando a los gritos, se saca los zapatos,
se acomoda en el sillón y pone las patas sobre la mesa sin que en ningún
momento sienta que está violando algo sagrado (a la LITERATURA con mayúsculas,
diría Oliveira). Ese exceso de confianza nos hizo creer a muchos que también
podemos atravesar la línea que demarca la zona “lector” y ponernos a escribir.
4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
Cualquier momento es bueno. Aunque extraño, cuando se podía
fumar en los lugares públicos, leer en los cafés con un cigarrillo, levantando
la mirada de tanto en tanto para ver a la gente que pasaba ajena al torbellino
de cosas que tenía entre manos.
5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Mi rincón de lectura oficial es una reposera rodeada de mis
libros y con un puf para apoyar los pies. Y el no oficial, pero no menos
importante, el trono sagrado de mi baño.
6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
Cualquiera de los libros de María Elena Walsh; Dailan Kifki, tal
vez si debe ser uno. Pero para un peldaño más en edad, para lectores de nueve o
diez años en adelante, recomiendo sin dudas la saga de los confines, de Liliana
Bodoc (Los días del venado; Los días de la sombra; y Los días
del fuego). A mi hija (que ya no es una niña), que venía sumergida con
Harry Potter (gusto que también comparto), me costó convencerla para que los
empezara a leer. Hoy es fanática de la autora.
Biografía
Nací en Rosario, Argentina, el 30 de mayo de 1971. Me formé
como periodista. Escribo y tomo fotografías, pero me cuesta llamarme escritor o
fotógrafo. Soy padre y me siento orgulloso de la valentía, fortaleza,
inteligencia e independencia de mi hija Ludmila. Vivo solo. Corrí dos maratones.
Después de cinco años, he vuelto a fumar.
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