lunes, 8 de enero de 2018

Hoy viene a tomar el té... José María Matás


1.- ¿Por qué te gusta leer?
Supongo que porque me permite vivir otras vidas al tiempo que conocerme mejor a mí mismo. También me ayuda a formarme una visión más ancha y completa del mundo y a interrogarme sobre cuestiones que de otro modo probablemente jamás me hubiesen saltado al camino. Además, leer me permite escribir sobre lo que leo, que es una de las cosas con las que más disfruto.

2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
Recuerdo más bien el primer libro que me marcó de pequeño. Miguel Strogoff de Julio Verne. Un libro que leí y releí y del que guardo un gratísimo recuerdo a pesar de que hace muchísimo tiempo que no he vuelto a abrirlo. La verdad es que te estoy hablando de él y me están entrando unas ganas terribles de volver a hacerlo (risas).

3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Bueno, esta imagino que es la pregunta que más hace dudar a tus entrevistados. No creo que sea nada original si te digo que elegir solo uno me parece algo imposible. Hay libros que me han marcado especialmente en diferentes etapas de mi vida, que han sido verdaderas revelaciones y que, por lo tanto, se convirtieron en mis “favoritos” en esos momentos: los Miguel Strogoff de mi juventud y madurez. Pienso en el teatro de Lorca o las obras de Nietzsche, que me cambiaron literalmente la vida; en la poesía de Vallejo, especialmente Trilce, en los grandes narradores latinoamericanos, de Asturias a Cortázar, pasando por Borges, García Márquez, Vargas Llosa o Sábato, al que idolatré; en la gran tradición novelística europea de los siglos XIX y XX con Flaubert, Dostoievski y Kafka a la cabeza; o en Sartre y Camus, a los que devoré a mis veintipocos años, polémica mediante incluida. Pero si tuviera que elegir sin pensar mucho tres títulos te diría: Ficciones, El hombre rebelde y Orlando. Y no le doy más vueltas que seguro que los termino cambiando por tres distintos.

4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
No tengo preferencia horaria, aunque por razones obvias por las noches es cuando más horas logro sacar. Ese rato antes de dormir es sagrado. Lo que sí necesito son ciertas... condiciones, cierta atmósfera, temperatura, no sé cómo llamarlo. Ya no solo hablo de aislamiento. Por ejemplo, me cuesta mucho trabajo ponerme en el transporte público y no es porque no lo haya intentado, pero me termina doliendo la cabeza y prefiero entonces concentrarme en “leer” lo que pasa a mi alrededor, lo cual por otra parte es también bastante entretenido. Me pasa lo mismo con la playa, por ejemplo, lo cual es una excusa perfecta para no ir (risas).

5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Tengo la suerte de contar con un “cuarto propio”, recién pintado de azul por cierto y que es una verdadera invitación a perderse por esos mundos literarios. Ahí puedo leer bien tanto en la cama, no importa la hora del día, o bien en el escritorio, en atril, lo que es más habitual cuando tengo que fichar o tomar notas y alternar varias lecturas y formatos, porque aunque soy mucho más de papel a veces no hay más remedio que tirar de otros soportes. Y luego, cuando hace buen tiempo, lo que en Torre del Mar es muy frecuente, me gusta leer en un rinconcito del patio de mi casa, que si no es particular, a mí al menos me lo parece. A poder ser, con alguno de mis perros de acompañante. Te suena, ¿no?

6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
Esperando esta pregunta me he guardado un título del que bien podía haber hablado al comienzo de la charla, porque marcó mucho mi infancia. No sé si hoy se puede encontrar. Yo de hecho perdí aquella edición, y mira que lo siento, pero recuerdo muy vivamente el forro estampado que debió de ponerle mi madre. Se llamaba Los cuentos de la calle Broca, de un tal Gripari, no me preguntes nada más sobre el autor. Recuerdo que era una colección de historias fantásticas y tremendas, a veces surfeando lo macabro, que venían además acompañadas por unas ilustraciones que a mí me ponían la carne de gallina. Historias de hadas y de animales humanizados como muy modernas, que transcurrían, me acuerdo perfectamente, en la calle Mouffetard. Aquellos relatos tenían un sabor, esto lo sabría muchos años después, claro, como muy clásico, como de los hermanos Grimm. Quiero decir que despedían un aroma muy salvaje, sin la capa de corrección política que hoy es tan habitual en las lecturas infantiles. Nos lo mandó nuestra maestra de EGB, la señorita Charo y no sé, tengo la sensación de que hoy un libro así sería considerado no apto para chavales de ocho o nueve años. 


 

 Biografía

(Vélez-Málaga, 1976). Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Málaga, donde cursó estudios de Tercer Ciclo dentro del Programa “Tradición clásica y modernidad literaria hispanoamericana”, y en Ciencias Políticas por la UNED. Director entre 2000 y 2007 de la extinta revista cultural La Pluma y el Tiempo, viene colaborando asiduamente en diferentes publicaciones culturales y portales digitales con diferentes artículos y reseñas sobre literatura y política.
Dedicado profesionalmente a la comunicación y a la corrección de textos durantes muchos años, es autor de la recopilación de ensayos Hermesiana. Noticias de letras y del libro de poemas Cristales rotos, formando parte de la antología de Jóvenes Poetas Malagueños editada por Francisco Ruiz Noguera en 2007 bajo el título Frontera sur. En los últimos años ha sido reconocido en diferentes certámenes literarios en las modalidades de relato corto, poesía y teatro. En la revista digital Frontera mantiene activo el blog El Librófago.


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