lunes, 27 de noviembre de 2017

Hoy viene a tomar el té... Amor Olomí


1.- ¿Por qué te gusta leer?
Es como un vicio, necesito satisfacer mi curiosidad… Nunca es suficiente.

2.- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
Un cuento. El gato con botas.

3.- ¿Cuál es tu libro favorito?
Tengo varios. Digo uno: El Péndulo de Foucault.

4.- ¿Y tu momento favorito para leer?
A última hora de la tarde, cuando los últimos rayos de sol se filtran entre las ramas.

5.- Descríbenos tu rincón de lectura.
Sentada en la puerta de la era, impregnándome del olor a menta y Maria Luisa (me gustan los aromas naturales.

6.- ¿Nos recomiendas un libro infantil?
¿Un libro para niños y niñas grandes? El Principito.

Biografía

Nací un 23 de febrero del año de gracia de 1958. Mis padres, Manuel y Manuela, por suerte rompieron la tradición y me pusieron como mi abuela materna, Amor. Aunque el franquismo se empeñó en anteponer el María, delante. Tengo solo una hermana cinco años menor que yo. Mientras ella es totalmente urbanita, yo soy más de campo que las amapolas. Recuerdo mi infancia como la de una niña a la que le gustaba trepar a los árboles, tirarse por las pendientes sobre cartones… Las muñecas me aburrían y prefería la acción. Tal vez es por eso que he tenido más amigos que amigas. Las niñas eran demasiado tranquilas.
Mi vida académica es normalita. Mi paso por un colegio de monjas acabó en expulsión, por roja e incitadora al rojerío. En el Instituto los estudios me fueron mucho mejor. Hube de abandonar el bachiller en quinto: era la mayor y mi padre, un cocinero bohemio, muchas veces no se acordaba de enviarnos dinero. Mi primer trabajo fue como auxiliar administrativa en una agencia de detectives. Me costeé el secretariado y me tocó, como a toda hija de vecina, sufrir el Servicio Social (en el primer INEM que se inauguró en Barcelona, cerca de la catedral…, y en la Jefatura Provincial del Movimiento vendiendo camisas azules y botones).
A la tierna edad de catorce años mi madre tuvo la brillante idea (nunca se lo agradeceré lo suficiente) de apuntarme a un club de montaña. Allí comencé a subir cimas, casi siempre con más chicos, solo una amiga me acompañaba. Coleccioné 3000 y practiqué escalada. A los dieciocho años me pasé al mundo subterráneo, éramos muy pocas mujeres, y se tenía que lidiar con el machismo imperante. Allí conocí al que sería mi marido, hoy mi compañero.
Me casé a la edad de veintiún años, fui madre a los veintisiete. Cuando mi hijo tenía cinco años quise volver a reemprender mis estudios. Me apunté a mayores de veinticinco años y llegué a entrar a Empresariales (por abrirme puertas laborales, un error imperdonable, no me gustaba ni ese ambiente ni la carrera). Lo dejé sin acabar el primer curso. Seguí trabajando, y contagiando mi pasión por la Historia y la arqueología a muchas amigas, que acababan la carrera y me reprendían el que yo ni tan siquiera lo hubiese intentado… Les hice caso. Volví a pasar por mayores de veinticinco años, me matriculé en Historia, acabé la carrera… trabajando y con un hijo de diez años, muchas noches no dormía para poder entregar los trabajos, pero me gustaba… era un reto. Me matriculé en las clases de doctorado, también trabajando… y acabé, aunque me sigue quedando pendiente la lectura de la tesis (no creo que la lea nunca, es algo que no me preocupa). Gracias a un aval que la UB, el Departament de Ciències de l'Antiguitat, me extendió pude dirigir por primera vez los trabajos de investigación en un yacimiento de alta montaña, en el Pirineo oscense, en el Barranco de Batane.
Me separé de mi marido ese mismo año 2008, y quise romper con todo, civilización incluida. Dejé Roche Diagnostics (mi trabajo de atención personalizada a los diabéticos)  y me fui con mi perra Yuki a un pueblo abandonado, donde ahora hay dos casas más habitadas, y donde sigo empadronada y viviendo. Nunca corté la comunicación con mi ex marido a pesar de estar separados formalmente. Hace unos años volvimos a darnos una segunda oportunidad, aunque intentando aprender de los errores. En estos años de vivencias en Huesca ha habido de todo, he flirteado con la política, o ella conmigo, ni se sabe. Llegué a estar en las listas, y fue mucha la gente que me prestó su voto. Hoy se que la política es necesaria, pero sigo opinando que yo nunca seré una buena política, carezco de la diplomacia.


1 comentario:

  1. Quiero que sepas que cuando me diría a Vielha pasé por la carretera de Pardinella siguiendo el GPS de mi coche. Dudé si entrar en Pardinella y llamar a tu casa. Pero algo me dijo que mejor sería seguir adelante. Con esto solo quiero decirte que siempre estarás en mi corazón. Cuando una persona ama, lo hace desde su más profunda esencia. Y el paso del tiempo no importa. Sé que ahora está con Jordi, y no quiero molestarte. Pero quiero que sepas que hay un alma que te recuerda y te echa mucho de menos. Un abrazo, amor.

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