miércoles, 6 de mayo de 2015

¿Té solo, con limón o con una nubecita de leche?



No existen las recetas mágicas que, dicho sea de paso, en los libros funcionan la mar de bien. Con esto quiero decir que no hay métodos infalibles ni trucos cien por cien efectivos ni técnicas maravillosas para hacer que nuestros hijos lean. Nos gusta o no nos gusta leer, como ocurre con todo lo demás. Pero sí es cierto que podemos hacer algunas cosas para animar a los niños (y a los adultos) a leer.
Soy de las que piensan que la persona a la que no le gusta leer es porque aún no ha encontrado SU libro, ese que le ha marcado, que le ha removido por dentro o que, simplemente, le ha hecho pasar un rato tan estupendo que quiere seguir leyendo. Pero eso es, básicamente, porque los libros son una parte muy importante de mi vida y mi pasión por ellos me ha llevado, entre otras muchas cosas, no solo a leerlos sino incluso a escribirlos.
La intención de este blog no es sentar cátedra sobre nada porque para eso están los expertos y los eruditos, nuestra intención es reflexionar sobre el hábito y el placer de la lectura, hacer sugerencias lectoras o recomendar algunos truquillos que pueden ayudar con la motivación. Es por eso que no vamos a colgar textos sesudos ni estudios psicológicos ni decálogos imposibles. Simplemente vamos a hablar de leer y de libros. Y para eso vamos a contar con invitados lectores que nos hablarán de su experiencia, de sus libros preferidos y de todo lo que les apetezca sobre el mundo de la lectura y los libros.

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